miércoles, junio 06, 2007

Cinco días

Han pasado tantas cosas en cinco días! Retrocedo hasta el viernes por la mañana.

Me levanto temprano para poder ver la segunda parte del quinto partido de la serie Pistons-Cavs. Programé mi DVD por la noche, pero sólo sabía la hora aproximada del partido; la pereza me aconsejó mal y no miré, como hago siempre, en Plus.es. El resultado lo descubro cuando ya he visto sólo parte de la exhibición de LeBron. Al final de la prórroga veo que la grabación no es suficientemente larga. Pero parece obvio que los Cavs han ganado. Voy a Espn.com y veo que, efectivamente, Cleveland ha ganado. Pero después de dos prórrogas. Y LeBron? LeBron ha metido 48 puntos y la canasta ganadora. Veo el resumen en internet y, ahora si, compruebo a que hora repiten el partido para grabarlo, para guardarlo; el partido de LeBron es antológico. Todavía está por ver si los Cavs ganarán el sexto partido, pero pienso, eso sí, que si juegan la final contra los Spurs este LeBron no será suficiente para ganar el anillo.

Aparco la NBA, y por la tarde veo el Barça-Tau por la tele. Había pensado en ir a Vitoria a ver los dos primeros partidos, pero al final decido que no. Tengo la sensación que el Tau ganará con comodidad en su cancha. Y en el primer partido así sucede.

Cambio de chip otra vez. El sábado por la noche vuelvo a programar el DVD. Veo el partido el domingo por la mañana, y otra vez la grabación se queda corta. Pero en este caso no importa; mediado el último cuarto está claro que los Cavs jugarán la final. LeBron también cambia de chip, se dedica a pasar y a hacer un poco de todo -eso es lo que le hace especial; no siempre necesita anotar- y el rookie Daniel Gibson roba el protagonismo: 31 puntos! Pienso en Sam Cassell y en su título con los Rockets en su primera temporada en la liga. Y pienso en una palabra: confianza. Mis primeros pensamientos sobre la final: los Spurs ganarán, fácil.

Es domingo al mediodía y sólo puedo ver parte de la primera parte del segundo partido del Barça en Vitoria. Pero me voy al descanso con la sensación que el partido no tiene nada que ver con el primero. Una amigo me informa mientras como en el puerto de Sitges: el Barça ha ganado. Y empiezo a verlo todo diferente. Por la tarde veo la victoria de la Penya en Madrid. Todavía no he leído -es materialmente imposible, claro- las reacciones de la derrota del Madrid, pero durante el partido, y al final del mismo, intuyo que tono tendrán. Y pienso que me empieza a cansar el victimismo de Joan Plaza, esta actitud de "no me respetan a mi ni a mi equipo porque soy un novato en el banquillo". Una actitud, la suya, que no ha empezado en los playoffs.

Paseo con mi novia por el paseo -valga la redundancia- paralelo a la playa. Y me tropiezo con Rich Sheubrooks, scout de los Grizzlies en Europa (vive parte del año en Sitges) y "empleado" de Nike. Se dispone a pasear, el también, con su mujer, en bici. Me quedo con ganas (sólo he hablado con él una vez, hace años) de preguntarle un montón de cosas, pero está claro que no es el momento.

Vuelvo a lo cotidiano, el tema de la semana es LeBron. Howard Bech, del New York Times, escribe sobre él y sobre la alegria de la NBA -de Stern- con su presencia en la finales. Me viene a la memoria un comentario que me llegó días atrás: alguien que conozco habló con el agente de Chauncey Billups, que aseguraba a su vez que la NBA haría todo lo posible para que LeBron llegara a la final. Así ha sucedido, aunque creo que los Pistons, y Billups, no han estado a la altura en la final de conferencia.

En cualquier caso, los Spurs son los favoritos de nuevo en la final. Una final que Lang Whitaker se atreve a pronosticar como la más aburrida desde la de los Rockets-Knicks del 95. Ah, y hablando de Lang, aquí está la nueva portada de SLAM... Oden vs Durant, el tema verdaderamente interesante de este mes en la NBA.