Me gusta que haya expectación por el retorno de SCOOP. Sé que es una expectación de carácter casi familiar, de carácter amistoso, pero está bien.
Ignasi se pregunta quién es el africano de futuro brillante del que hablé. Ya no es ningún secreto, su nombre empieza a estar en todos los sitios. Empieza a asustar el impacto que está teniendo en los círculos de baloncesto, aunque probablemente lo que debería asustar más es su potencial, su futuro. Ayer vi un rato el entrenamiento de su equipo, l'Hospitalet. En una acción del ejercicio que estaban haciendo (cuatro x cuatro x cuatro) recibió un pase fuera de la zona -fuera quiere decir lejos-, dio un paso gigante, sin botar, se elevó y machacó con la mano derecha en las narices de uno de los pívots, McNaughton. Ojalá hubiera podido saber lo que pensaron en ese momento sus compañeros y sus entrenadores. Sólo sé lo que pensé yo: este chico es único, tendría que estar en el escaparate de Bagués en las Ramblas o, mejor dicho, en el de Tiffany en la quinta avenida, Manhattan, New York, lugar en el que la lógica dice que estará el junio del 2008 estrechando la mano de un hombre judío, bajito y con el pelo blanco.
Ah si, se me olvidaba, se llama Serge Ibaka y esto no es nada.
martes, agosto 21, 2007
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